Por el placer de estar juntas hacemos juegos con palabras. Nos reunimos una vez por semana y entre café y cosas ricas, creamos letras en libertad.

jueves, 20 de junio de 2013

El jardinero busca su camino






Buscando el camino principal, el jardinero, tomaba senderos que una y otra vez convergían
en un lugar sin salida.
Un bosquecillo cerrado y compacto de árboles cuya especie desconocía, le impedía el paso.
Con desaliento levantó la mirada descubriendo  una bandada de pájaros, recordó que los pájaros azules migraban en esa época del año. Cambió el rumbo confiando en ellos, y al cabo encontró el camino.
Era largo y serpenteante. Tenía la sensación que no era él que caminaba, sino que el camino lo llevaba en un sueño envuelto como una gasa.
Tras él, pasos o roces en la tierra del camino alteraba la calma del instante leve y placentero.
Empecinado en mantener los ojos abiertos. Imposible. Nunca habían caminado sus pies sin
la ayuda de sus ojos.
Los pasos tras de él parecían ir decreciendo. Con gran esfuerzo  abrió el ojo derecho, siempre fue el más obediente. Un aroma penetrante a pinos, le entró por la nariz y obligó
al ojo izquierdo a levantar el párpado rebelde.
Con los ojos muy grandes pudo verificar que estaban en un claro del bosque, con un silencio sepulcral en un gran espacio circular, invadido por una multitud de árboles que llegaban, se detenían, expectantes en un murmullo quejoso.
Al jardinero cavilador, le vino a la memoria el recuerdo más triste de su niñez, los preparativos de la guerra.
Observaba en silencio, estremecido.
Un árbol grandísimo parecía liderar no ya una pandilla  de jóvenes díscolos, sino un regi-
Miento de añosos y robustos especimenes.
El viento aullaba y al momento las lamentaciones de los habitantes del bosque se oían por
doquier.
No hubo árbol que prestara atención a la palabra conciliadora del jardinero. No lo tomaban
en cuenta. Buscó un silbato  en su morral que interrumpió el murmullo verde.
Gritó : Silencio, silencio, calma, deben dialogar…
El viejo árbol que comandaba la rebelión infló el tronco, y con potente vozarrón amenazó
con venganzas a los hombres que los atacaban. No ya a los que dibujaban y herían su
corteza, sino a los vándalos que encendían fuego cerca de ellos, provocando incendios y
exterminio.
Aunque resulte difícil de creer, los árboles, que sí tienen alma, sueñan y cavilan como los
jardineros, determinaron un plan de traslados.
El objetivo es marchar hacia el sur. Lo hacen por la noche, días nublados o lluviosos para
evitar ser descubiertos.
No hay certezas que puedan lograrlo.
Los conductores de camiones que transitan las rutas, y además les gusta hablar de OVNIS.
Delirar que los llevaron a otra galaxia, en pocas palabras son demasiado charlatanes, cuentan que a menudo ven árboles desfilando por las rutas, unos lentos, otros veloces, con las raíces rotas o heridas.
El jardinero sabe que la madre tierra  los espera con su inmensidad generosa.
La Patagonia invita a cavilar este  verde, verde, sueño…

 

© Lidia A. González

® Birlibirloque


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